Durante el experimento, las ratas fueron entrenadas para navegar en un entorno virtual. Inicialmente se les permitió moverse físicamente a través del entorno, de modo que pudiesen crear un mapa del espacio en su hipocampo. Posteriormente, se utilizó una interfaz cerebro-máquina, donde las ratas demostraron su habilidad para activar las representaciones en su hipocampo de ubicaciones específicas en el entorno, pero esta vez sin movimiento físico.